LO IMPORTANTE ES PARTICIPAR (Y TERMINAR)
En un episodio de la ciudad de Pergamino, no importa en que tiempo, ni en que equipo, ni en que cancha de fútbol infantil, un grupo de tontos adultos, hacían burla y escarnio de una abuela que, al costado de la cancha alentaba a todos los pequeños jugadores, sin importar que color de camiseta usaban, se colgaba del alambrado y gritaba algo así como "¡Animo! ¡Fuerza! ¡Todos son ganadores!"
El pasado sábado, mientras sudaba la gota gorda en un costado de la cancha, me acordaba de la abuela con todo el cariño y la admiración. Porque si en la Liga Infantil, los protagonistas son los cerca de dos mil jugadores, que juegan en 25 equipos, que disputan muchísimos partidos a lo largo del año, haga frío o calor, la presencia de esas “abuelas” que alientan con sus gritos, sonrisas y guiños cómplices, resulta esencial.
Lo decía mi amigo “Coco” Almada, un día después de una jornada y mientras nos tomábamos unos mates “CON SOLO ENTRAR A LA CANCHA, SE GANA SIEMPRE” ¡Qué gran verdad! El pasado sábado, cuando culminó el campeonato, mi amigo Coco y yo, nos sentíamos eufóricos, heroicos, un tanto místicos y hasta en cierto modo, idealistas, cuando vimos a los chicos festejar, no el campeonato, porque ni sabemos en que puesto terminaron, pero seguro que mas cerca del último que del primero, sino el haber terminado el año, de que los chicos hayan aprendido algo, de que hayan cosechado algún nuevo amigo, de saber que la tarea estaba cumplida y con la expectativa puesta en el próximo año.
El hecho de que el ganador del torneo, lo haya logrado varias fechas antes, no tiene la más mínima importancia ni le resta mérito a la campaña que hicieron los chicos.
Porque llegaron, porque jugaron y porque terminaron con hidalguía. Ergo, vencieron y disfrutaron. Aunque, muchas veces, lo pasaran bastante mal. Vuelve a mi mente alguna frase de las tantas que les escuche decir a mi querido amigo Mario “El Gordo” Mandarino, allá por nuestros comienzos en el fútbol infantil, “ TENEMOS QUE IR DE MENOS A MAL." Ni que lo digas. Y aún así, o quizá por eso, el abrazo en nos fundimos con los chicos, al terminar el campeonato fue emocionante.
Porque para ellos es un placer ir a jugar los sábados , reunirse con tus amigos y hasta con sus ocasionales rivales en la cancha, en un ambiente festivo y de alegre camaradería, miles de chicos disfrutando de la dimensión más popular, participativa y democrática del deporte. Es un placer, contradictorio, correr, esforzarte, sudar, gritar un gol, sufrir otro en contra, soportar casi un año de partidos, muchas veces ganando, otras tantas perdiendo, subiendo, bajando, resurgiendo hasta llegar al final.
Y compartir con miles de otros chicos las experiencias y las sensaciones de los encuentros jugados, las anécdotas, riéndose de los errores para tratar de no volver a cometerlos y festejando los aciertos. Saludar con hidalguía al que gano y recibir el respeto de ellos por nuestra participación, feliz, entonces recogen su camiseta esperan la fiesta donde recibirán el trofeo conmemorativo del evento, que será exactamente igual, al que salió campeón o al que terminó abajo en la tabla, sin distinción de ningún tipo.
Un sábado distinto, en fin, en que los chicos pudieron regalarle a sus papis, el orgullo y la satisfacción de haber sido capaz de culminar un campeonato duro y exigente a la que, a buen seguro, volverán a participar,el año que viene.
Gustavo Banchero
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